A las grandes masas alejadas de la Iglesia no se les atrae con nuevos y refinados métodos. Pero aún es más serio intentar utilizar los Mass-Media para captarlos por las "dudosas y ambiguas vías" de lo sentimental e impresionante.
LLama la atención el texto de Marcos 6,45-46: "mientras él despedía a la gente, obligó a los discípulos a embarcar; cuando se despidió de ellos, se retiró al monte a orar". Se trata de otra cosa distinta de lo que aquí nos "desborda".
Y no siendo muy finos, hasta se puede llegar al disparate: ¿Utilizar a los niños de un campamento que estos primeros días de Julio están en la zona de la Magdalena de Santander y aprovechan la presencia de los turistas para hacerles preguntas relacionadas con la visita del Papa?
A continuación, adjuntamos dos interesantes artículos que nos han inspirado en esta reflexión; entre otras muchas voces que se han dejado oir para reclamar que la visita del Jefe de la Iglesia no puede ir cargada de tanto boato artificial, no puede ser una inversión económica en manos de unos pocos - como sabemos que ha sido otras veces-... no puede estar tan lejos de la realidad de este país y de la realidad de nuestra Iglesia.
Del filósofo Carlos Eymar, en el artículo titulado "Por qué viene, en realidad, el Papa a España", publicado en la revista digital El Ciervo:
"Nada se vislumbra orientado a rellenar la profunda sima existente entre la minoritaria juventud católica y el resto de la juventud que normalmente la ignora o la desprecia. La estrategia adoptada para una presunta evangelización no es otra que la de dar en espectáculo la celebración de la propia identidad católica" (...) "Globos, palomas, candelas encendidas, quien sigue la senda del espectáculo corre el riesgo de precipitarse en el abismo de la trivialización, en la pesadilla de un parque temático católico" (...) "Fuera de la carta de convocatoria del papa, no existen apenas manifiestos o textos de cierta altura intelectual"
De Jose María Ridao recordarmos un artículo publicado hace unos años en el periódico El País, pero que ahora vuelve a cobrar vigencia:
"...la jerarquía eclesiástica española ha hecho una opción en favor del integrismo, y reclama la preponderancia de sus creencias y sus ritos, amparados por una ley de Dios que ellos aseguran conocer e interpretar en régimen de monopolio, sobre las instituciones seculares, establecidas y gestionadas por la libre voluntad de los individuos" (...) "Incluso la estrategia de "cuanto peor, mejor", empleada en cada ocasión en la que anuncian para España plagas peores que las de Egipto, evoca las catástrofes reservadas para quienes se desentendieran de las inapelables leyes de la historia" (...) "si han preferido la calle en lugar del púlpito es porque, en efecto, el púlpito no les ofrece ya la audiencia que necesitan para llevar adelante su proyecto integrista"
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