Yo vivía con bastante expectativa el resultado de esta experiencia que se presenta muy novedosa y atrevida. La había descubierto en Lyon (Francia) con los sacerdotes del Prado. Allí lo llamábamos "Estudio de evangelio", pero estando atentos a no intentar hacer de ello una tarea de especialistas. Más tarde lo disfrutamos alguna vez con el grupo de catequistas, y descubrímos que era de mucho interés.
Después de unas semanas de “conflicto” ante la decisión - desde nuestro punto de vista - arbitraria y desde luego no dialogada, del Obispo con la comunidad…¡ni un átomo más de energía para una estéril protesta! Empezamos a intentar una reconversión. ¿Se nos “orilla” a la tan temida sociedad laica? Pues intentaremos asomarnos a una espiritualidad laica en el sentido etimológico de la palabra, espiritualidad del pueblo (que eso significa).
Acabamos de disfrutar de la primera sesión. Y ha resultado una experiencia magnífica : éramos 38 personas, hombres y mujeres.
Para empezar, repartimos el texto Jn, 4: Jesús y la samaritana. Después de leerlo en alto, un silencio de 10 min., y comenzamos un “bombardeo de ideas” , con palabras, frases, y hasta un testimonio más extendido.Terminamos cantando: “María lo guarda en su corazón”.
Sorprendente la riqueza que surgió:
1. Jesús –en su conducta- no se deja condicionar por los prejuicios de la época.
2. Jesús es una persona que profundiza y desasosiega.
3. Jesús hace sentir a la samaritana que la religión auténtica que agrada a Dios ha de ser “en espíritu y verdad”.¡Cuidado con reducir la religión a la experiencia de acudir al templo: “Ni en Jerusalén ni en Garicim”.
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